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Es probable que durante todo este tiempo no te lo hayas preguntado. Sin embargo, es muy importante saber lavar mantas y guardarlas correctamente. Si sabes hacerlo bien te vas a evitar malos olores en el tejido y un ahorro interesante en tu monedero.
Cuando hablamos de mantas estamos hablando de un prenda muy estacional. No nos imaginamos a nadie que a 40º sea capaz de envolverse en una manta. Por lo tanto, su uso se reduce a estaciones como el invierno y el otoño o primavera durante el cambio de temperaturas. Por eso, este tipo de prendas las acabamos lavando dos o tres veces al año y debemos controlar su lavado.
Lavar mantas en lavadora, ¿sí o no?
Este es uno de los grande dilemas que nos encontramos cuando decidimos lavar mantas. En realidad este es la dualidad que podemos tener con la mayoría de prendas. El lavado a mano es mucho más cuidadoso que no una lavadora pero el coste de tiempo y esfuerzo es mucho más alto.
Como siempre, lo primero que te recomendamos es revisar la etiqueta y tejido de tu manta. ¿Quién mejor que el fabricante para indicarnos el tipo de prenda qué tenemos en nuestras manos? Si no te aclaras mucho con la información siempre puedes echar un ojo a nuestro post sobre los símbolos de las etiquetas.
Si aún así quieres ahorrar en tiempo y esfuerzo siempre tienes la opción de contratar servicio de tintorería y lavandería a domicilio como Washrocks. Vas a tener tu ropa limpia en 24h y sin moverte de casa. En el catálogo podrás encontrar mantas, edredones, ropa de cama…
Una vez examinada la etiqueta, ya puedes echar a lavar tu manta, ¿pero como lo hacemos? ¡Te lo contamos!
Consejos y trucos para lavar tus mantas
Cómo ya hemos dicho, lo que tienes que hacer previamente es revisar la etiqueta de tu manta. Con la etiqueta analizada podrás saber el tipo de tejido tienes en tus manos. Te recomendamos que para todas aquellas mantas que están hechas de un material delicado les tomes especial dedicación y las laves a mano. De esta manera tendrás total control sobre su proceso.
Una vez analizada la prenda debes tener en cuenta que tanto si lavas a mano como en lavadora, debes usar agua fría. El agua caliente debilita la prenda y le hace perder su propiedades. Según el tipo de tejido podrás tomar una decisión o otra. Para las mantas de lana o de pelo recomendamos hacerlo a mano y en el caso de las mantas polares puedes hacerlo en lavadora y con un programa delicado.
¿Y si tengo una manta grande? Si tienes una manta grande (dependiendo del tamaño), puedes empezar a considerarla como un paracaídas… Bromas a parte, con las mantas grandes debes usar tu ingenio para poder albergar esa cantidad de tela. Si el fregadero o la pica de casa no te permiten poner en remojo tu prenda puedes tirar de la bañera de tu casa. Si aún así no es suficiente puedes ir a la piscina más cercana, vaciarla, llenarla de agua sin cloro y lavar tu manta, pero creo que eso es más complicado…
Por último, toca secar la manta. Para ello es preferible tenderla al aire libre. Ponerla en secadora no nos garantiza un secado optimo además que el calor como hemos dicho no sienta muy bien a nuestra manta. Por ello aprovecharemos las horas de sol para tender nuestra manta al aire libre y que tome el sol un rato.
Con estos trucos podrás optimizar tus lavados. Ahora toca guardarla y disfrutarla el año que viene porque ¡llega el calor!
¿Cajas, cestas, fundas o bolsas para guardar mantas?
Llegamos al punto clave del cambio de armario: Guardar la manta. Como se suele decir: “Cada maestrillo tiene su librillo”. Además hay que adaptarse al espacio y accesibilidad de cada uno. Evitar lugares húmedos y tener un espacio especializado para tus prendas fuera de temporada va a ser una ventaja para encarar de la mejor manera el cambio de armario. Vamos a repasar las ventajas que te permite cada una de estas alternativas.
Lo primero que nos viene a la cabeza es usar una caja donde acumular todas estas mantas. Es una buena opción siempre y cuando sean de plástico y en ningún caso deben ser de cartón ya que atraen a los insectos y la humedad. Por lo tanto, las descartamos. En el caso de las de plástico son mucho más higiénicas pero ocupan mucho espacio.
Podemos usar cestas pero también ocuparan mucho espacio con el añadido de que no estarán tapadas y podrían acumular polvo. Sin embargo, guardar tus mantas en este contenedor te va a permitir tenerlas siempre a mano para cualquier momento de apuro en que las necesites y sobretodo poder avanzarte al cambio de temperaturas sin la necesidad de hacer todo el cambio de armario.
El siguiente almacenado que te recomendamos son las fundas para guardar mantas. Muchas mantas vienen con una funda (y sino las puedes adquirir en cualquier bazar o tienda especializada) y eso te va a permitir guardarlas bien cerradas.
Por otro lado tenemos las bolsas al vacío que son nuestra mejor opción. En ellas puedes guardar todas tus mantas con el añadido que no te vas a preocupar por humedades ni infecciones ya que todo va al vacío y sin aire. Además, ocupan muy poco espacio. Solo necesitas conseguir una de estas y un aspirador para dejar sin aire a tus mantas.
Por último, te recomendamos etiquetar tus bolsas, fundas, cajas o cestas para guardar mantas. De esta manera siempre tendrás claro dónde están y con una simple ojeada podrás sacarla de en medio de esa montaña de ropa.
En conclusión, todas estas opciones tienen cosas buenas y malas. Sin embargo, para nosotros por una cuestión de higiene y espacio nos decantamos por las bolsas al vacío. ¿Cuál es tu opción preferida?
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